Doña Solferina
Episodio II: Las Sobrinas
De Hugo R. Gómez
Doña
Solferina es una cincuentona y además quedada, no por falta de pretensos… sino
por sus altas exigencias masculinas.
Ah qué Doña
Solferina, sigue y seguirá esperando a su príncipe azul… ¿Llegará o no llegará,
he ahí el dilema?
Lo que sí
sabemos, es que tiene dos sobrinas en plena efervescencia amorosa, o… al menos
eso creen ellas.
Las chicas
en cuestión recurren a su amada tía para platicarle chismes, sus aventuras con
los chicos, uno que otro inocente pecadillo y en busca de consuelo y luz para
sus dudas, que por cierto son bastantitas.
Y, la tía...
aunque su experiencia es poca… es sustanciosa, además para viajar también se
usa la imaginación… guiará, o al menos orientará, a esas pequeñas traviesas en
sus inicios por el amargo, tormentoso, placentero e incierto camino del amor.
Lo que no
esperaban las chicas, es que recibirían de su tía lo que a su vez ella recibió
de su abuela… consejos, y de los buenos.
Debo aclara
que la abuelita era cabrona y grosera… pero su boca siempre escupió verdad.
Personajes:
Doña Solferina: La tía
Sobrina mayor: Gabriela
Sobrina menor: Pamela
La obra transcurre por completo en la
sala.
Al abrir el telón vemos entrar a Doña
Solferina, ataviada con un mandil y un par de portarretratos en las manos.
SOLFERINA:
(mirando las fotografías) llegaron hace
seis meses y alegraron un poco… no es cierto, un mucho mi vida, pinches
chamacas como las quiero (abraza los
retratos) No voy a permitir que nadie les haga daño, ni que se burlen de
ustedes… y si ya andan de noviecitas, primero me traen al susodicho y si
considero que es digno, le daré permiso de venir a la casa, pasar a la sala y
ver algún programa de claro visón o el Vaticano en tu hogar… ah, y le pondré
una pulsera con cascabeles… y (amenazante)
pobre de él si el ruido excede los 10 decibeles.
Coloca los retratos en la mesa de
centro.
Volteando a mirar el retrato de su
mamá…
Madre, no
soy quien para juzgarte por lo hecho con mi hermana… mira que darla en crianza
a una comadre… bueno… tus razones tendrías, y sean cual hayan sido… las
respeto… (empieza a subir el tono de voz)
Pero negarme el gusto de jugar a la comidita, escondidillas y al doctor con mi
hermanita… eso… eso… eso… (pausa)
mejor me lo sigo guardando, porque no quiero que te rezumben los oídos con mi
lenguaje soez y prosaico. Ah… y tú sabes que te tengo en esa casa de reposo
porque necesitas cuidados y atenciones especiales… no por cruel, rencorosa o
vengativa.
Se seca unas lágrimas y se asoma por
la ventana
Doña
Natyyyyy… doña Natyyyyyyyyyyyy… Ya abrió el pelón de Jacinto la tienda?...
¡qué?... ¡Nooo!, no es albur, yo soy incapaz, mi religión me prohíbe… ¡ya
abrió! Gracias. (quitándose el mandil)
Voy a comprar lo que me falta. (sale,
con el mandil en la mano)
Escuchamos en off a Gabriela llamar a
su tía.
GABRIELA EN
OFF: Tíaaaaaaa,
PAMELA: (entrando) Tía, estas bien… porque nos
dijer…on, (a Gabriela que va entrando)
no está.
GABRIELA: Llámale
a su celular.
PAMELA: A
ver si lo trae prendido. (saca su
celular y marca, pasa un ratito)
GABRIELA: (angustiada) ¿¡Qué!?
PAMELA:
¿Qué?
GABRIELA:
Sí, qué.
PAMELA:
Que, qué?
GABRIELA:
Que… qué pasa… contesta o no?
PAMELA: No.
GABRIELA:
No!
PAMELA: Que
se encuentra fuera…
GABRIELA:
¡Eso ya lo sé!.... si estuviera dentro, ya la hubiéramos visto.
PAMELA: (irónica) Que se encuentra fuera del
área de servicio. (cortando la llamada)
GABRIELA:
Ah, ah… el celular.
PAMELA: Sí,
el celular.
GABRIELA: (angustiada) Y si le dio un ataque y
esta tirada por ahí?
PAMELA: Con
la cabeza sangrando…
GABRIELA:
No… sangrando no, porque luego nos va a poner a limpiar la mancha y la sangre
es retedifícil de quitar.
PAMELA:
Bueno, sangre no… con los sesos regados en el piso.
GABRIELA:
Ay, no!... guacala.
PAMELA:
Bueno, nomás tirada.
GABRIELA:
Sí… tirada.
PAMELA: Si
al caso, orinada.
GABRIELA:
¡Pamela!
PAMELA: Oh…
que tal si esta caga…
GABRIELA:
¡Calla!... que no me la quiero imaginar toda… ca… fuchila… porque si hay que
limpiarla lo haces tú, eh.
PAMELA: Uy
que delicadita me saliste… a ver, porque no te pusiste así de payasa cuando
Tony, ya bien borracho se guacareo y se hizo del dos en los calzones?
GABRIELA:
Bueno… es que…
PAMELA:
Hasta toallitas húmedas y de las huggies usaste para limpiarle el trasero.
GABRIELA:
Oh… fue por amistad.
PAMELA: (incrédula) Amistad… para verle los
tenates, que.
GABRIELA: Ay,
no…como crees.
PAMELA: Nooo?!
GABRIELA:
Nooooo.
PAMELA:
Nooooooooo?!
GABRIELA:
¡Nooo!, bueno, sí… y qué.
PAMELA: No
que no chiquita.
GABRIELA: Pero
al menos yo no les invito un cafecito preparado, eh.
PAMELA: Qué
insinúas?
GABRIELA:
No te hagas, no te hagas… si bien que le pusiste al café de Carlitos una pizca
de la pastillita de yum… yum… eso que les dan a los toros para que se vuelvan
sexualmente agresivos.
PAMELA:
Bina… yumbina. Y no fue pastilla, fueron gotas.
GABRIELA:
¡Aja!... lo aceptas.
PAMELA:
Estas loca y no sé de qué me hablas.
GABRIELA: Como
fuiste capaz…
PAMELA:
Repito, no sé de qué me hablas.
GABRIELA: Pobre
de Carlitos ni a la escuela fue.
PAMELA: Ay
manita, Carlitos de 5 días a la semana falta cuatro.
GABRIELA: Ya,
reconócelo.
PAMELA: (arrepentidilla) Oh, está bien lo acepto.
(justificándose) Pero fue una
inocente broma.
GABRIELA:
Pus la inocente bromita lo tuvo tenso tres días.
PAMELA:
Quien iba a saber que se pondría así.
GHABRIELA:
Tres días arañando paredes…
PAMELA: … (justificándose) Pero ya no lo he vuelto
a hacer, (besando la cruz) por esta
que no.
GABRIELA:
Manita, esas cosas son para aquellos que ya no levantan, por sí solos, su
musculo del amor.
PAMELA: Su
mus... del qué?
GABRIELA: (al oído) Su… (dobla su brazo hasta forma un ángulo de 90°)
PAMELA:
Cochina… además, ya te dije que fue una broma.
GABRIELA:
Uyyy, que bromista me saliste, eh.
PAMELA: Ya,
ya, ya… dejemos el pasado en el pasado y vayamos al presente del presente.
GABRIELA: O
sea?...
PAMELA: Lo
que sucede en este instante.
GABRIELA:
Te refieres a la tía?
PAMELA:
Exacto.
GABRIELA:
De que está enferma?
PAMELA:
Exacto.
GABARIELA:
Y, ¿de qué está enferma?
PAMELA: No
sé, tú dímelo.
GABRIELA: Y
yo por qué?
PAMELA:
Porque tú me dijiste: ¡Manita, manita la tía está enferma, vamos a verla no se
vaya a morir y no nos ha dado el dinero de este mes! (reflexionando) Y, a todo esto, ¿cómo te enteraste de que está
enferma?
GABRIELA:
Bueno, es que me encontré a la vecina y me dijo…
PAMELA: (interrumpe) Cual vecina?
GABRIELA:
Doña Catita.
PAMELA: ¡Catita
la de enfrente!
GABRIELA:
Sí, esa… la que tiene como diez hijos.
PAMELA: Y
cada hijo tiene su papá.
GABRIELA:
Esa merita.
PAMELA: Esa
pinche vieja es una metiche graduada con honores… quiere saber la vida de los
demás.
GABRIELA: Pero
si la vemos en misa todos los domingos.
PAMELA: Y
crees que va a rezar?!... ¡No chiquita!, va a tijeretear y a buscar el padre
para su onceavo hijo.
GABRIELA: Caras
vemos, chismosas no sabemos.
PAMELA: A
ver, que te dijo la chismosa de Doña Catita?
GABRIELA: No
me dijo, me pregunto.
PAMELA: Y
qué te pregunto?
GABRIELA: Qué,
cómo estaba mi tía.
PAMELA: Y
qué le dijiste?
GABRIELA:
Que: aparte de vieja, un poco pasada de peso, azúcar alta, inicios de demencia
senil, triglicéridos por los cielos, colesterol en la estratosfera e hígado
graso, bien muy bien. A qué se debe su pregunta doña Catita?... la cuestione.
PAMELA: Y
que te respondió la vieja chismosa.
GABRIELA: (remedando a Catita) Ay, mi’jita… no
creas que soy metiche, lo que pasa es que me preocupo por tu tía.
PAMELA:
Aja, se preocupa… y luego?
GABRIELA: (continua con el tono de voz) Y no vaya
siendo que tenga una enfermedad desconocida y contagiosa… te imaginas que todos
en la cuadra se contaminen con su virus y luego nos transformemos en zombis y
andemos tragando cerebros.
PAMELA: Ay
pinche vieja fantasiosa.
GABRIELA:
Eso mismo pensé.
PAMELA:
Bueno, y… de donde saco esa conclusión la chismosa?
GABRIELA: Que
porque anoche vio salir al doctor de la casa.
PAMELA:
¡Que anoche qué?
GABRIELA:
Vio salir al doctor de aquí.
PAMELA:
Entonces tú también asumes que: Por ver salir al doctor por esa puerta (señala hacia la calle) la tía está
enferma y se convertirá en zombi?
GABRIELA:
Pudiera ser, esas cosas no avisan.
PAMELA:
Mira que yo he visto salir de la casa de la tal Catita, y de madrugada, a un
teniente coronel del ejército y apoco estamos en guerra.
GABRIELA: Entonces…
la tía no está enferma?
PAMELA: No.
GABRIELA:
Tampoco estamos en guerra…o, si?
PAMELA: Ay,
hermana, mejor ve y asómate si la tía está en la tienda.
GABRIELA:
La tienda del pelón de Jacinto?
PAMELA: Sí,
en esa.
GABRIELA: Y
si esta?
PAMELA: Le
dices que estamos en su casa… Ah, y no le vayas a decir nada del dinero.
GABRIELA: No
le digo y no me tardo. (sale)
PAMELA: Eso
espero.
Mira los retratos y comenta:
(toma el retrato de Gabriela) Ay manita,
o eres sobradita de inteligencia, o eres pendejita… lo que sea, eres mi hermana
y así te quiero. (regresa el retrato a
su lugar)
Suena su celular, contesta.
Bueno… si
soy yo… no… discúlpeme pero ha de haber una equivocación… no señor, yo no debo
nada… me importa un pito lo que diga su computadora jamás he sacado nada en
Coppel… ya le dije que no debo… y… ¡claro que se lo puedo probar!… donde
quiera, como quiera y cuando quiera… y necio, ya le dije que si se lo pruebo… ¡óigame
baboso!... de ese tipo de probada no, eh… como qué que tiene… idiota… ¡qué!... lo
voy a reportar a la condusef por acoso… de que se ríe… (esboza una sonrisa) mendigo si eres tú pinche Carlitos, que poca…
no wey me metiste un sustote… no alucines, dije sustote de asustar eh tarado… ay,
sí ja, ja, ja. esas bromas no se hacen… qué tal si saco mi pistola y te meto un
plomazo… yo no sé alburear, y si es por la atiesada… no menso, atiesada de
tieso… si, la que te duro 3 días… ya te pedí disculpas… y dale con lo mismo, ya
supéralo… está bien, te debo una… aja… si, si, lo que tú digas… qué!, no, no,
no nada de probar, ni que fuera fruta… baboso, dije fruta… quisieras, pero la
miel no se hizo para el burro… sí, burro… que si te ando espiando? No, para
nada… qué, cómo sé lo del burro?… (riendo)
ay, sí; dime de que presumes y te diré de qué careces… No, no hace falta que me
demuestres nada… Ya tonto, para qué me llamaste?... si, ya sé que hay fiesta
esta noche, pero también sé que hay examen mañana, es de física, y no sé nada
de la volatilidad de los gases… no menso, no me refiero a flatulencias… ya sé
que también son gases… sabes qué, olvídalo no, no, no puedo ir… porque tengo
que estudiar… no Carlos, no me aprieto mi calzón… que salga?, a dónde?... afuerita
de mi casa… lástima, porque no estoy en la casa… oh, que te importa… uy que
sentidito… no seas payaso y dulcifícame tu tono de voz… no te estoy echando
mentiras… te lo juro… estoy en casa de la tía Solferina… no, no es ningún
antro… tampoco es apodo, así se llama mi tía, Solferina… qué donde vive?, apoco
vas a venir?... ¡no!, entonces para qué quieres saber dónde vive?... ¡claro que
me importa!, mi tía es muy especial y no recibe a cualquiera en su casa… no, no
se enoja su marido, porque no es casada… no, tampoco es divorciada… ni viuda…
para que quieres saber su edad?.... no, no te voy a decir… frio, frio… cómo
crees que ciento diez… no, ochenta tampoco… menos… menos… menos… ay, ya, tiene
como cincuenta… pero no se le notan… gallina vieja, qué?... hace buen caldo…
ay, (suelta carcajada de incredulidad)
Carlitos tú todavía hueles a miados… (molesta)
sí, a miados o sea que eres un mocoso para mi tía… (incrédula) ¡que ya eres hombre!... ay, aja; a ti todavía hay que
cambiarte pañales… (burlona) por
favor, búscate una en el Congalep y deja de alucinar… por supuesto que sé que
harías si estuvieres frente a ella, ¡el ridículo!… no, no estoy molesta, por
qué habría de estarlo?... ¡celos!, pendejo… sabes qué, no eres mi tipo… qué
como me gustan?, mmm, que sea divertido… tú divertido, no me hagas reír que tengo
los labios partidos… que más: paciente, respetuoso, cariñoso y detallista, y
tú, si acaso eres detallista, y eso porque trabajas en una tienda de abarrotes…
(molesta)
pues seguiré soñando, y con respecto a la fiesta lo pensare… (indiferente) si me animo te aviso… si,
si, te mando whats… uyyyy, que barbaridad, no tienes datos... (burlona) si quieres te hago una
recarga… no, como quieras… ok, te mando un mensaje de texto, Au revoir (arrevua)… no tonto, au revoir es adiós
en francés, te supura lo naco… nada, olvídalo… si, si yo te aviso, adiós. (cuelga)
Guarda su celular… ¡Celosa yo!.... (pausita) bueno sí, un poquito… pero nomás tantito… no voy a negar
que me gusta un… muchote, pero no le voy a decir, Carlitos invítame al cine o
quieres ser mi novio, voy a parecer una rogona arrastrada e interesada… yo sé
que le gusto pero se quiere dar a desear, hacer el interesante… pero de que
cae, cae… y redondito a mis brazos.
Vemos entrar a la tía, con una bolsa
con víveres, seguida de Gabriela.
SOLFERINA:
Quién es el gordito amistoso que caerá en tus brazos?
PAMELA: Y
chismosa…
SOLFERINA: Niña!,
no le contestes así a tu tía.
GABRIELA: De
seguro es el Carlitos, porque le traes unas ganas.
PAMELA: Que
te pasa, soy demasiado para él.
SOLFERINA:
Eso decía yo a tu edad y me quede a vestir santos.
GABRIELA: Y
desvestir borrachos.
SOLFERINA: No
escupas al cielo que te caerá a la cara.
GABRIELA: Fue
un chascarrillo.
SOLFERINA:
Y hablando de chismarajos, ¿qué las trae por aquí?
PAMELA: Tu
vecinita Catita le pregunto a Gabriela que si estabas enferma.
GABRIELA:
Sí, tía… y dijimos, vamos a verla… no sea que cuelgue los tenis.
SOLFERINA: Gracias
por preocuparse, pero estoy más sana que la economía del país.
GABRIELA:
Ay tía, que bueno…
SOLFERINA: Ya
que están por aquí, por qué no se esperan a que me llegue el giro de Wester
Unión con su dinero?
PAMELA: Y
mientras llega el giro… qué hacemos?
SOLFERINA: Lo
que hacen las mujeres.
GABRIELA: (asombrada) ¡Tía!... nosotras de sexo
sabemos poco o nada.
PAMELA: Sí,
tía… sólo sabemos lo que se habla del sexo entre chicas.
GABRIELA:
Sí tía, nosotras puro sexo… (a Pamela)
oral es hablado?
PAMELA: Sí.
GABRIELA:
Entonces nosotras sexo platicadito.
SOLFERINA:
Pero que cosas dicen… lo que hacemos las mujeres es chismear, pero sin salpicar.
PAMELA:
Cómo sin salpicar?
SOLFERINA:
Como aquel viejo slogan de teatro “Entre mujeres podemos despedazarnos, pero
jamás nos haremos daño”
PAMELA: Teatro,
(suspiro) la cura para el alma… yo quiero ser actriz.
GABRIELA:
Yo también.
SOLFERINA:
Así que ambas quieren entregar su cuerpo al escenario?
GABRELA:
Bueno… si es necesario.
PAMELA: Pero
también queremos hacer teatro.
GABRIELA: Y
así serán todos los empresarios?
SOLFERINA:
Dije escenario. Y lo de entregar el cuerpo… es una metáfora.
PAMELA: (recriminándole a Gabriela)
Tú y tu mente cochambrosa… imaginando porquerías.
GABRIELA: No imagine nada, bueno sí… pero no eran porquerías, eh.
SOLFERINA: Ay
mis niñas, son tan… ingenuas.
PAMELA: Yo
no soy ninguna tonta.
GABRIELA: Efectivamente,
no eres tonta… eres pen…
SOLFERINA:
(interrumpe) ¡Deja esa palabrota en
tu boca! (le da la bolsa) Y lleva esto a la cocina.
GABRIELA:
Si tía. (agarra bolsa y sale)
SOLFERINA: (a pamela) vamos a sentarnos
PAMELA: Y
que se necesitará para ser actriz?
GABRIELA: (entrando) Pues, saber llorar y saber
reír.
SOLFERINA:
No Gabriela, es algo un poquito más complicado que eso.
PAMELA:
Dicen que es una de las profesiones más difíciles.
SOLFERINA: La
actuación es una de las profesiones más apreciadas…
GABRIELA: (que esta parada hace una improvisación)
Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Qué
es más noble para el alma sufrir los golpes y las flechas de la injusta fortuna
o tomar las armas contra un mar de adversidades y oponiéndose a ella, encontrar
el fin?
SOLFERINA:
(aplaude) Oye, no lo haces tan mal.
GABRIELA:
Gracias querido público, gracias.
Solferina le da una palmadita al
sillón para que se siente a su lado, quedando así franqueada por las sobrinas.
PAMELA:
Será difícil de alcanzar la meta de ser actriz?
SOLFERINA:
Es una de las más difíciles de lograr.
GABRIELA:
Pero las actrices exitosas tienen mucho más que talento natural.
SOLFERINA:
Tienes razón, son resueltas, imperturbables y muy seguras de sí mismas.
PAMELA: Ya
estuvo que seré actriz.
SOLFERINA:
Por qué lo dices?
PAMELA:
Porque soy resuelta.
GABRIELA:
Del estómago…
PAMELA: No
me perturbo.
GABRIELA: (a la tía) Eso sí. Me consta que es niña
bien portada…
PAMELA: (le echa uno ojotes a Gabriela) Y soy
muy segura.
GABRIELA: (a la tía) También me consta, es tan
segura, tan segura, pero tan segura, que revisa tres veces la puerta de la
entrada antes de acostarnos.
PAMELA: Tía, tú hiciste teatro, verdad?
SOLFERINA: Uy, hijita… eso fue hace mucho tiempo.
GABRIELA: Con los griegos?
SOLFERINA: No tanto… no tanto… no seas exagerada.
PAMELA: Estudiaste, o ya lo traías en la sangre?
SOLFERINA: Ambos… estudié con el método de Stanislavski.
GABRIELA: El del violín!
PAMELA: Ay, Gabriela… ese es strafalarius.
SOLFERINA: Stradivarius hija, Stradivarius.
PAMELA: Sí, ese. Y, ¿qué tiene de bueno ese método?
SOLFERINA: Que te lleva paso a paso para crear al
personaje, e incluye el análisis del guion.
GABRIELA: Yo leí que hay otro método… cómo se llama… ¡ah, sí!
Menace.
SOLFERINA: Es Meisner y se centra en la interpretación
del personaje y la respuesta del actor.
PAMELA: O sea…cómo?
SOLFERINA: Se usa la intuición cuando se actúa.
PAMELA: Sigo sin entender.
GABRIELA: Yo si… no es cierto, tampoco entendí.
SOLFERINA: Necesitan tomar un taller de actuación para
entender.
PAMELA: Yo sí voy a tomar uno. (emocionada) Quiero ser muchas personas sin dejar de ser yo.
SOLFERINA: Podrías ser una niña con retraso mental.
GABRIELA: Algo que le cueste trabajo!
SOLFERINA: Te imaginas interpretar el papel de una jovencita,
que para pagar sus estudios, por las noches es prostituta?!
GABRIELA: De esas conozco muchas y no son actrices....
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