Escena I
Escuchamos fanfarrias.
Vemos entrar corriendo a los pastores.
Se detienen a medio escenario, están agitados.
XILA: ¿Qué fue eso?
FREDESVINDO: Una luz que flotaba... pa’mí que era la Noroña.
DIGNA: Es llorona y no existe.
FREDESVINDO: Si existe. Ayer, por la noche, la oí gritar en la
casa de Xila... pero, eran más gemidos que gritos.
Digna voltea a ver a Xila.
XILA: Perate, no es lo que estás pensando... era una película de adúlteros.
DIGNA: ¡Bueno, ya! Dejemos de especular si existe o no la llorona.
Y tú, (señala a Fredesvindo) ve a ver si ya se fue la entidad esa.
FREDESVINDO: (camina temeroso) (llega a la “entrada”)
(rápido se asoma y regresa a paso veloz) Ya no está.
XILA: ¿Podemos seguir durmiendo?
Se acomodan en el suelo.
DIGNA: Y tú, Fredesvindo... a ver si dejas de roncar.
XILA: Sí, Fredes, pareces camión viejo en subida.
FREDESVINDO: Sepan ustedes que los hombres no roncamos.
AMBAS: ¡Nooooo!
FREDESVINDO: ¡No!... Los hombres rugimos para proteger a las
mujeres del coco, de los fantasmas, de monstruos, de las brujas y los espíritus
chocarreros.
DIGNA: Ay, aja... mejor duérmete y no nos protejas.
XILA: Preferimos los espitirus con chorrillo a tus ronquidos.
FREDESVINDO: Uy, que delicaditas me salieron... hasta mañana.
Escena II
Escuchamos las fanfarrias celestiales
Pastores se incorporan.
DIGNA: (reclamándole) No que ya no estaba.
FREDESVINDO: Pos, yo no vide nada.
XILA: Yo no vide, yo no vide... pos ve y vide si ya se fue.
FREDESVINDO: (sale y regresa corriendo) Sí vide...
DIGNA: ¿Quién viene?
FREDESVINDO: (asustado) La Noroña, el coco, el fantasma...
la cosa esa.
Vemos entrar a Gabriel.
Fredesvindo corre y se esconde detrás de las pastoras.
GABRIEL: No temáis, porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que
será para todo el pueblo.
FREDESVINDO: (tranquilizado) Ahí te hablan Xila.
XILA: ¿A, mí?
FREDESVINDO: Quien más las da con harto gozo y a todo el pueblo.
XILA: (indignada) ¡Calumnias, mentiras!... eso lo dice la
gente ponzoñosa, sin esproculos... además, la culpa es de Calderón.
DIGNA: ¿Qué diablos tiene que ver calderón?
XILA: No, sé. Pero como veo que todo lo que pasa es culpa de
Calderón.
GABRIEL: No, no, no...
XILA: Cómo no... que si no hay medicinas...
FREDESVINDO: La culpa es de Calderón.
XILA: Que si la violencia...
FREDESVINDO: La inicio Calderón.
XILA: Que si descarrila el tren...
FREDESVINDO: El pie se lo metió Calderón.
GABRIEL: ¡Ya!, ¡Basta de culparlo!... Y cuando dije el gozo, me
refiero a lo espiritual.
DIGNA: ¿Y lo de las nuevas?
GABRIEL: Son noticias...
XILA: No son como las de la tele, ¿verdad?
GABRIEL: No.
FREDESVINDO: Que bueno, porque nomás prende uno la tele y parece
película de terror.
DIGNA: ¿Y cuáles son esas noticias?
GABRIEL: Hoy nace el salvador...
XILA: Eso no es noticia, todos los días nacen niños.
GABRIEL: No como este.
DIGNA: ¿Qué tiene de especial?
GABRIEL: Es el hijo de Dios y los espera en un humilde pesebre.
XILA: A’dio... y, ¿a nosotros por qué?
GABRIEL: Porque ustedes son nobles de corazón.
DIGNA: ¿Hacia dónde debemos encaminar nuestros pasos para
encontrar al niño Dios?
GABRIEL: ¿Ven aquella estrella?
PASTORES: Sí.
GABRIEL: Síganla y llegarán a Belem.
DIGNA: Cuando lleguemos a Belem, les decimos que nos envió...
GABRIEL: El Arcángel Gabriel.
DIGNA: Bueno, nos dio gusto conocerlo, pero ya nos vamos. (a
los pastores) Xila, Fredes... Nos vamos. (hacen por salir)
GABRIEL: Momentito... No es así la cosa. Hay que responder unas
sencillas preguntas para comprobar que son merecedores de ir.
XILA: Que no sean preguntas de doble sentido.
GABRIEL: Para nada.
FREDESVINDO: Tampoco preguntas vergonzosas... como: ¿besaste a tu
compadre? Porque nunca lo hice, ni lo volveré a hacer.
DIGNA: Divino ángel... ¿Cuáles son tus preguntas?
GABRIEL: Empecemos con una sencillita para ti, Xila... ¡quién fue
el primer hombre?
XILA: (nerviosa) Este... ¿el primer hombre?
GABRIEL: Sí, el primer hombre.
XILA: Bueno... pues... fue... mi primo Etelberto.
GABRIEL: ¡Noooo!
XILA: Tiene razón... no fue Etelberto, fue Rigoberto... como los
dos terminan en berto, me confundí.
FREDESVINDO: (al público) Viví engañado toda mi vida.
GABRIEL: Xila, hablo del primer hombre en el jardín del Edén.
XILA: Vera uste, mister Grabiel... yo fui al jardín “Alegres
campanitas” y la verda, verda... no recuerdo el nombre de mis compañeritos.
GABRIEL: (algo exasperado) El jardín del Edén es el paraíso
terrenal donde Dios...
DIGNA: (interrumpe) Yo le digo... Fue Adán.
GABRIEL: Muy bien.
XILA: (despreciativa) Adán... A-gusto no creo que se haiga
sentido con ese nombre, habiendo otros más enjundiosos como Patricio o Jelipe.
GABRIEL: Ese nombre le dio el señor y punto.
XILA: Uy, que carácter.
GABRIEL: Ahora la pregunta es para ti, Fredesvindo.
FREDESVINDO: (emocionado) Suéltela que ya sabe andar.
GABRIEL: ¿La mujer de Adán fue...?
FREDESVINDO: Me la puso rete fácil... La mujer de Adán... Andrea.
GABRIEL: Que barbaridad estás diciendo... Andrea no es.
FREDESVINDO: Como, no... vera uste; un osito de peluche es un
regalo que demuestra afecto...
GABRIEL: Sí, estoy de acuerdo.
FREDESVINDO: Pero, regalar una jirafa, eso es amor.
GABRIEL: (fúrico) Por las lágrimas que derramará la
santísima... ¡Noooo!
DIGNA: Tranquilo... yo se la respondo. Fue, Eva.
GABRIEL: Correcto, fue Eva.
FREDESVINDO: Yo tengo otros datos.
GABRIEL: Última pregunta: ¿Qué le dio Andrea, digo Eva a Adán para
corromperlo?
FREDESVINDO: Híjole, como ya se acabó la corrupción... este... una
pistita, ¿no?
GABRIEL: Es una fruta.
XILA: Eso ya lo sabemos, algo más específico.
DIGNA: Dijo... fruta.
XILA: ¡Ah!... fruta... este... le dio... ¡la papaya!
GABRIEL: No.
FREDESVINDO: ¿Guayabo?
GABRIEL: Tampoco. Es algo redondo y se relaciona con el pecado.
Xila y Fredesvindo se voltean a ver con asombro.
DIGNA: Par de puercos... es la manzana.
GABRIEL: ¡Aleluyaaaa!... ya se pueden ir.
DIGNA: Como llegar sin un regalo para el niño Dios.
GABRIEL: Ustedes llevan el mejor regalo de todos... su fe.
DIGNA: Pastores, corramos presurosos...
XILA: Aunque queden los zapatos rotos...
FREDESVINDO: ¡Llegaremos a Belem! (salen)
Escena V
GABRIEL: Creo que prometí demasiado... (aplaude dándose ánimos)
tengo confianza en mi equipo para vencer a Lucifer y sus siervos de no sé dónde.
Lanza un chiflido.
Escuchamos música.
Vemos entrar a Querubina y Divina.
DIVINA: Escuchamos el llamado y acudimos ipso facto.
QUERUBINA: ¿Ahora que quieres, Gabriel?
GABRIEL: Hice una apuesta con Lucifer...
QUERUBINA: ¡Otra!
DIVINA: Ya tienes la pared llena de colas y cuernos... ¿para qué
quieres más?
GABRIEL: Está vez apostamos medicinas y paz social para vivir un
poco mejor.
QUERUBINA: Así ya cambia la cosa.
DIVINA: ¿Qué hay que hacer?
GABRIEL: (se percata que hay basura) Para empezar, hay que llamar
a la barredora.
QUERUBINA: ¡Calla boca!... ni en broma lo digas.
DIVINA: Gabriel, somo los buenos y no necesitamos de ese tipo de
ayuda.
GABRIEL: Claro que la necesitamos... ¿quién de ustedes va por la
barredora?
QUERUBINA: Conmigo no cuentes.
DIVINA: Ni conmigo.
GABRIEL: Yo voy... pero el trabajo sucio lo hacen ustedes. (sale)
QUERUBINA: (angustiada) Ay, Divina... Gabriel se volvió
loco.
DIVINA: ¿A qué se referiría con trabajo sucio?...
QUERUBINA: Me imagino que borrar toda huella comprometedora.
DIVINA: ¿Y si mejor nos vamos a la República Turca del Norte de
Chipre?
QUERUBINA: ¿Por qué diablos iríamos tan lejos?
DIVINA: Porque no hay extradición.
Los ángeles se ubican dando la espalda por donde salió Gabriel.
QUERUBINA: Pero antes de partir, recemos; Dios, tú que castigas
sin piedra ni palo...
DIVINA: Tú, quien das pan al que no lo tiene...
QUERUBINA: Y quien te toma por padrino, tranquilo va en su camino...
DIVINA: Ilumina a Gabriel para que abandone la idea loca de la
barredora.
QUERUBINA: Amén.
GABRIEL: (entrando, trae una escoba) La barredora no
estaba, pero encontré...
Ángeles volteando.
DIVINA: No vamos a participar con nadie que este alejado del
camino de Dios.
QUERUBINA: Y menos con aquellos que tienen las manos manchadas con...
¿por qué traes una escoba?
GABRIEL: Porque no encontré a la barredora, pero me traje su
escoba. (se acerca a Querubina) toma, ponte a barrer. (a Divina)
y tú, levanta los carteles.
QUERUBINA: (barriendo y renegando) ¿Y cómo para que
barrer?...
DIVINA: ¿Acaso alguien lo agradecerá?
GABRIEL: Quiero que este limpio porque estoy seguro que los
pastores se perdieron y regresarán aquí.
QUERUBINA: (sarcástica) Uy, no se les vayan a ensuciar sus
huaraches Adidas.
GABRIEL: El piso está contaminado con la suciedad de los demonios,
no se ve, pero hay rastros de podredumbre y corrupción...
DIVINA: Inseguridad y delincuencia...
GABRIEL: Pobreza y desigualdad....
DIVINA: Corrupción e injusticia...
GABRIEL: Desempleo...
DIVINA: Escasez
de agua...
QUERUBINA: Si mencionan los baches... lloro. (barre con mayor
fuerza).
GABRIEL: (se asoma a ambos lados del escenario) Divina y Querubina... vamos a buscarlos, no se vayan a equivocar de camino y la apuesta me hagan perder. (salen)
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