Hugo Rodolfo
Gómez Paredes
Asesoría
Patricia Rodríguez García
Colaboración especial
Karen Celis Vergara
Personajes
Karla La recién
divorciada
Lulú La amiga
con dos años de divorciada.
Él El Ex
Karla es una mujer joven, con apenas 39 años, está a muy poco de llegar al
pico de la curva en la vida. Con escasos
5 meses de su divorcio, su estado de ánimo es algo frágil y la seguridad
emocional que durante algunos años fue perdiendo, hoy la está recuperando poco
a poco.
Como resultado de la despedida de soltera de su amiga Patricia y una
cruda que la consume, hace un recuento de las cuatro etapas que vivió antes de
llegar a disolución del contrato matrimonial.
·
Enamoramiento
·
Crisis
·
Traición
·
Abandono
La acción sucede en la sala de su casa.
ESCENA
I La
cruda
Karla / Lulú en off
Vemos
entrar a Karla al escenario en pijamas y pantuflas.
La ropa que
traía “anoche” esta regada por el escenario.
¡Qué barbaridad!... No sabía que
era capaz de beber tanto. (se agarra la
cabeza, se sienta) Te juro Diosito que no vuelvo a tomar… mucho. (Ríe)
Pinche Rebeca, quien la viera, tan recatada y bailando arriba de las mesas,
quitándose la ropa… auch… (se queja leve
de su cabeza) ¡Esa despedida de soltera estuvo de poca madre! (se frota las sienes) Ay, mi cabeza,
todavía me da vueltas. (se levanta) Necesito unas aspirinas. (sale)
Regresa con un vaso y dos aspirinas. Se las toma.
(Busca su celular) Dónde carajos deje el pinche celular. (esta en el sillón) ¡Ah, ya te vi! (lo toma y revisar): ¡Diez llamadas
perdidas! Voy a llamarle. (marca)
Bueno, Lulú… Ay, manita, disculpa que no te contesté antes, pero lo tenía en
silencio… No. Todo bien, el Uber me trajo derechita a casa… todo un caballero… cien pesos me cobró… ¡Nooo!
Yo, subirme a esos taxis donde traen música de banda y reggaetonera a todo
volumen, huelen a chivo mojado y aunque sea de noche traen gafas oscuras,
¡jamás!… lo barato sale caro, que no se te olvide. (se huele la pijama y hace gestos de fuchila) Manita, manita, te voy
a poner en altavoz, es que me voy a vestir.
Recoge la ropa (deja las zapatillas) y sale.
LÚLU EN OFF: Con la peda que te
pusiste, ¿apoco llegaste a ponerte pijama? Yo, que casi no tome, llegue rendida
a la casa, nomás me avente a la cama y me quede dormida, con decirte que ni las
zapatillas me quite. Oye, Karla… ¿no te habrás
dormida encuerada para ver si alguien se aparecía por tu cama? (Voz picara) Podría ser el chofer del
Uber, Yuuuu. No, no, no… tu vecino, el de la esquina, el que se la vive en el
gym, tiene cuerpo de tentación, pero cara de te pongo una bolsa tamaño jumbo (ríe) Yo si me lo tiraba, nomás cierro
los ojos y a volaaaar... (pausita) ¿Bueno?
Karla… ¿sigues allí?
KARLA: (entrando, está acomodándose la blusa) Sí, Lulú. Aquí sigo.
LULÚ EN OFF: Pensé que me habías
dejado hablando como loca.
KARLA: ¡No, como crees! Fui a
ponerme ropa. Porque sí me puse mis
pijamas, no sé cómo… pero me las puse.
LULÚ EN OFF: ¿No te acostaste
encuerada para tentar al destino?
Mientras habla busca sus zapatillas
KARLA: ¡Que no! Y escuche lo del
vecinito, eh.
LULÚ EN OFF: ¿Apoco no, tú también
te lo recetabas?
KARLA: Pues… la verdad no quiero
criar chamacos o cortar cordones umbilicales. Está muy escuincle para mí.
LULÚ EN OFF: Pero lleno de…
energías. Y últimamente te he visto muy desganada, como que te hace falta una
inyección de vitaminas o energía.
KARLA: Lo que me hace falta es algo
para esta pinche cruda que me cargo. Por qué no vienes a la casa y me traes de
comer algo caldoso y picoso.
LULÚ EN OFF: Algo. ¿Cómo qué?
KARLA: No sé. Lo que se te ocurra.
No tengo ganas de prepararme nada.
LULÚ EN OFF: Ya ves como si andas
desganada.
KARLA: Lulú, tengo poco de
divorciada, lo que menos necesito ahorita, es una relación o aventurilla. Por el momento, así estoy bien.
LULÚ EN OFF: Manita, el cuerpo no
sabe si estas casada, si eres viuda o divorciada, cuando ya probó… pide lo
suyo.
KARLA: Pues, el mío, lo que pide,
es algo picoso que le ayude con la cruda.
Ya tiene el par de zapatillas, las pone junto al sillón y se sienta junto
al celular.
ESCENA II El Enamoramiento
Karla / Él
KARLA: (mueve la cabeza) Ya hicieron efecto las aspirinas. Con lo que me
traiga Lulú de comer, más el cafecito y… como nueva. (pausita) ¡Ay, no!, (se
incorpora, súbita) ¿por favor que no se le haya ocurrido pasar a casa de
Patricia para ver cómo amaneció la festejada?... porque se va a quedar a
comadrear y como no se le da el chisme… No, no la creo capaz… ¿o, sí? Mejor le
mando un whatsApp de voz por si va manejando. (dice el mensaje) Lulú, no te tardes por favor, que me estoy
muriendo. (suplicante) Y por lo que
más quieras, no pases a casa de Paty. (Se
sienta y deja a un lado el celular) ¿Qué me ira a traer?... ¿una pancita o
un consomé de barbacoa?... lo que sea, pero si es pancita, hasta le ando
besando las patas.
Se levanta y va por una escoba, regresa, se detiene al centro y se queda
pensando un instante.
(recargándose en la escoba) Un mes para que mi queridísima amiga Patricia
se nos case… (se pone en posición de
firmes) dejará la fila del celibato para incorporase a la guerra del
matrimonio. (rompe la posición)
Pobre, no sabe la que le espera. Ojala su matrimonio sea más miel que hiel. (da unos escobazos de mala gana y para)
Se le queda mirando a la escoba y voltea a ver la sala, mira la escoba,
hace gestos de “ni madres, con esta cruda no barro”, avienta la escoba y se va
a sentar.
Vemos entrar a Él, se coloca detrás del sillón, y le hablara cerca de la
oreja.
ÉL: ¿Recuerdas nuestra boda?
KARLA: Como olvidar la iglesia
adornada con cientos de rosas…
KARLA: Tu hijo, ¿cada cuando ve a su papá?
LULÚ: (hace cuentas
con los dedos) A ver, nos divorciamos hace dos años… lo vio el día de su
cumpleaños y después se fue.
KARLA: ¿A los Estados Unidos?
LULÚ: No.
KARLA: ¿A dónde se fue?
LULÚ: A la chingada.
KARLA: (sonriendo)
Pero, ¿si te da pensión para el niño?
LULÚ: Ni cinco centavos. Ya lo tengo demandado al cabrón.
KARLA: ¿Cuándo se aparezca y quiera ver a su hijo?
LULÚ: Para que lo vea, primero tendrá que pagar las pensiones
que adeuda.
KARLA: Mira, todos los días se aprende algo nuevo.
LULÚ: A ti, ¿Cuánto te
pasan de pensión para tu hijo?
KARLA: Ahorita es una cantidad voluntaria, pues él también
tiene gastos.
LULÚ: No sé si eres noble o pendeja.
KARLA: ¿Por qué?
LULÚ: Mientras tú batallas con todo, el recabrón es su casita
rascándose las pelotas.
KARLA: (gesto de “si,
verdad) ¿Tú, crees?
LULÚ: A ver… ¿cuándo tu hijo enferma, él viene a verlo?
KARLA: No. Sólo me deposita para las medicinas.
LULÚ: Ay, Karlita… no eres noble, eres...
KARLA: ¡Ni lo digas!... ya me di cuenta.
LULÚ: Te voy a dar un consejo… ¡demándalo! Que tu abogado le
pida el 20% de su sueldo.
KARLA: (dudando)
No, sé…
LULÚ: No se trata de chingar. Se trata de justicia… ¿o qué te
da miedo?
KARLA: No. Nada.
LULÚ: A él si le da miedo tener una familia y pavor el
mantener al fruto de su efímero amor.
KARLA: Nunca defendió el espacio de la nueva familia que
habíamos formado.
LULÚ: Siguió llevando vida de soltero, de fiestas, de
alcohol… ¿o, me equivoco?
KARLA: No. No te equivocas. Jamás comprendió que ya no éramos
él y yo solamente.
LULÚ: Si usas el corazón en vez de la razón, te vas a
arrepentir.
KARLA: Ya me metiste la espinita de la duda.
KARLA: Cuando el señor
estaba en Cancún bronceándose y revolcándose con la tipa esa, que me llega la
demanda de divorcio.
LULÚ: ¡No lo puedo
creer!... ¿No se acercó para tratar de arreglar su matrimonio?
KARLA: Nunca… y lo que me
dolió es que Jamás intentó recuperarme.
LULÚ: Ese güey es
huérfano, me caí.
KARLA: Y eso que le pase
la chingadera más vil que me pudo haber hecho.
LULÚ: ¡Perate!... ¿Cuál
chingadera?
KARLA: ¡Me acuso de
secuestro!
LULÚ: ¡¿Secuestro?!... No
lo sabía.
KARLA: Es que no es algo
que me gustaría se divulgara.
LULÚ: Manita, soy una
tumba. Cuenta, ¿qué pasó?
KARLA: ¿Juras no andar de
chismosa?
LULÚ: (besando la cruz) Te lo juro.
KARLA: Después de que me
llegó la demanda de divorcio, mi abogado me recomendó no salirme de la casa…
LULÚ: Para que no te
acusara de abandono de hogar.
KARLA: ¡Exacto! Así que, de
día me iba a casa de mi mamá… tú sabes, a desayunara, comer y cenar… la verdad
no tenía suficiente dinero para mantener todo.
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